Programa 18 de Noviembre de 2023

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Muchas veces, los discos de los grupos reflejan el estado emocional en el que se ven inmersos sus componentes. En ese sentido, «The Art Of Loss» fue un trabajo complicado para una banda como Redemption. Uno de su miembros fundadores, Bernie Versailles, vio como su vida daba un giro diametral cuando fue diagnosticado de un aneurisma, lo que le llevó a un estado de coma inducido. Sus compañeros de grupo detuvieron sus actividades a la espera de una recuperación que a día de hoy no ha terminado de materializarse. Cuando entendieron que el peligro de muerte había desaparecido, decidieron plasmar con su música todos esos sentimientos que los superaban en lo racional, y que terminaron manifestándose en «The Art Of Loss» como una forma de catarsis.

Redemption era el sueño musical hecho realidad por un músico casi anónimo llamado Nick van Dyk, en la cual su colega Bernie Versailles participaba activamente, entre otras cosas aportando su agenda de contactos. Lo que estaba concebido casi como un proyecto esporádico, terminó convirtiéndose con el paso de los años en una estable banda de gran reputación en su campo, gracias, entre otras cosas, a los magníficos discos que la respaldan de continuo.

Ante la ausencia de Versailles como guitarrista, “The Art Of Loss” contó con apariciones reseñables como las de los ex Megadeth, Marty Friedman y Chris Poland o la del DGM, Simone Mularoni. Continuaron la línea músico-argumental seguida hasta entonces por el combo norteamericano: metal progresivo concienzudo, técnico y más emocional y melancólico que nunca, con una portada simbólica. Todo, dedicado al amigo ausente…

Simone Mularoni colaboraba en aquel disco de Redemption y se ha convertido en los últimos años en un personaje importante en su escena, como músico y también como productor, trabajando en sus Domination Studios. En ellos ha grabado o mezclado discos de Michael Romeo, Ray Alder, Powerwolf, Sunstorm y por supuesto, los de su propia banda: DGM.

El nombre de DGM viene curiosamente de las iniciales de los miembros fundadores de este combo italiano, aunque ya hace mucho tiempo que ninguno de ellos milita en el grupo. Así que Mularoni se ha convertido en el jefe, piedra filosofal sobre la que descansan discos como su nuevo «Life». Para él, DGM han querido alejarse más que nunca de las formas del prog-metal más onanista, y se han lanzado a la caza de canciones de impecable terminación y melodías de fácil asimilación. Y en cuanto a la producción, evidentemente, todo queda en casa, grabado y mezclado en esos Domination Studios regentados por el propio Simone Mularoni…

(Esta semana en Rocktopia: REDEMPTION, D.G.M., SECRET SPHERE, CYHRA, MICHAEL ABDOW, SKY EMPIRE, ARENA y PATTERN SEEKING ANIMALS)

Programa 4 de Noviembre de 2023

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A menudo los discos en solitario de músicos muy enraizados en una banda concreta suelen ser vías de escape para plasmar cosas que tu grupo de siempre no puede incorporar, sobre todo por problemas de estilo. Rafael Bittencourt es el guitarrista, fundador y alma máter de un combo tan establecido como Angra. En el año 2008, aprovechando uno de esos largos periodos entre la edición de un disco y el siguiente, decidió poner negro sobre blanco un buen puñado de canciones dispares que tenía almacenadas en algún lugar de su archivo. Así surgió el Bittencourt Project y su único álbum publicado hasta la fecha, el cual llevaba por nombre “Brainworms I”, algo así como «gusano cerebral», que traducido del inglés coloquial puede  significar “una canción o melodía que sigue sonando dentro de la mente de manera constante” o  también una “obsesión persistente”. Y algo de ambas cosas tenía este único trabajo en solitario del guitarrista brasileño. Canciones que le rondaban la cabeza incesantemente, y a las que había que dar vía de escape. En muchas ocasiones se trataba de canciones inconexas. Unas más alternativas, otras más folk, otras más prog… pero siempre con el sello de calidad de un magnífico compositor como él, que para la ocasión hacía las veces de cantante también, además de rodearse de un buen séquito de comensales, algunos compañeros de los propios Angra. “Brainworms I” resultó ser un álbum de sonoridad mucho más áspera de lo que cabía esperar en Bittencourt; un disco sumamente entretenido, que sin embargo no gozó de la promoción suficiente como para ser descubierto masivamente…

Bittencourt aprovechó un impasse discográfico en la carrera de Angra, porque ellos son ese tipo de grupo que medita mucho la elaboración de cada trabajo, y se toma mucho tiempo para ello. Por eso hacía ya más de cinco años que los brasileños no nos traían un nuevo disco. La espera ha tocado a su fin, y en estos días se publica «Cycles Of Pain», su décimo disco en estudio. Estos doce nuevos temas cuentan la antigua historia de la vida y la muerte, de los finales y los comienzos; del sufrimiento cíclico y del escape de todo ello hacia un estado similar al nirvana. Y lo hace por todo lo alto, con una producción fantástica del habitual Dennis Ward (actual bajista de Magnum), que se encarga de que todas las piezas encajen. Y, desde luego, no son pocos fragmentos los que hay que amalgamar: grandilocuencia y arreglos de todo tipo cincelados a base de metal melódico, de metal progresivo y del power metal, cada vez menos evidente, con el que se dieron a conocer. Las estupendas composiciones de Rafael Bittencourt cobran vida. Épica, contundencia, y virtuosismo coronadas con la apabullante labor del vocalista Fabio Lione que firma una de sus apariciones más destacadas, en el que es su tercer álbum en el seno de Angra. Un disco excepcional que pasa a la lista de mejores obras de la banda carioca…

(Esta semana en Rocktopia: BITTENCOURT PROJECT, ANGRA, EDU FALASCHI, THEOCRACY, GEORGE LYNCH, LYNCH MOB, DOKKEN y OVERLAND)

Programa 21 de Octubre de 2023

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Historias de pioneros como los alemanes Sieges Even. Era el comienzo de la década de los ochenta. Muchas bandas siguieron el rastro marcado por la NWOBHM, pero otros quisieron complicar las cosas y mezclar sus inquietudes metaleras con otros gustos derivados del jazz o del rock progresivo. Así surgieron en EE.UU nombres como Watchtower  o Psychotic Waltz, quienes encontraron en Alemania un importante bastión de culto. Mientras, en Múnich apareció Sieges Even,  un reflejo germano de aquellos grupos que a un nivel muy underground habían levantado el interés de los fans más especializados. Música poco inteligible con retazos de thrash, con unas dosis de esquizofrenia sonora muy considerables y llevando a gala su carácter inaccesible y nada comercial. Eran los inicios del prog metal, años antes de que Dream Theater hubieran si quiera grabado su primer disco.

Los cambios de formación fueron habituales a lo largo de la convulsa y no demasiado longeva carrera de Sieges Even. Prácticamente cada sustitución acarreó, en mayor o menor medida, una variación de estilo musical; unas entradas y salidas de miembros del grupo que nunca resultaron fáciles y sí más bien traumáticas. Pero el sello de grupo interesante y rompedor permanecía inalterable. «Uneven» fue su último disco antes de que el combo se rompiera por primera vez. Un trabajo esquivo, sofisticado y complicado que, sin embargo, escondía un disfrute absoluto para los más obstinados oyentes…                      

Ante la incierta existencia de Sieges Even, sus componentes decidieron buscar mejor fortuna en otras latitudes. Su base de ritmo, formada por los hermanos Holzwarth, terminaron tocando en bandas tan distantes como Rhapsody, y tanto su guitarrista como su cantante de su última época, decidieron en 2008 dedicarse al cien por cien a Subsignal, grupo que se había creado primeramente como proyecto paralelo a Sieges Even y que terminó por consolidarse como una alternativa más firme y viable.

En realidad Subsignal recogieron el testigo legado por la última encarnación de Sieges Even, haciéndola quizás más concisa y hasta con un halo de pop no distorsionado, pero, sobre todo, trajeron tranquilidad a una banda que nos lleva entregando estupendos trabajos desde su fundación. Se lo toman con calma, eso sí, hacía ya cinco años que no nos traían nuevas canciones, pero la sequía se ha roto con esta “poesía de la lluvia”, “A Poetry Of Rain”, descrito acertadamente por ellos mismos como “progresivo, melancólico, vanguardista y emocional, mezclado con una buena porción de pesadez melódica». De excelentes melodías, yo diría, y cristalinos arreglos. Una banda por descubrir aún para muchos, seguramente por su personalidad híbrida pero intransferible, como vuelven a demostrar…

Esta semana en Rocktopia: SIEGES EVEN, SUBSIGNAL, LALU, STREAM OF PASSION, MISLEADING DAYS, AMORPHIS, LARS ERIC MATTSSON, THE VINTAGE CARAVAN y GRAVEYARD)

Programa 7 de Octubre de 2023

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Nosotros cumplimos 20 años, pero en  unos días se cumplirán cuarenta de la edición de un disco fundamental en la carrera de un grupo como Yes, un álbum que se salía de las premisas y rasgos de la banda hasta ese momento, pero que terminó siendo su único álbum capaz de llegar al número uno de las listas americanas. El once de noviembre de 1983, veía la luz ese LP cuyo extraño título era su propio número de serie «90125».

Los precedentes eran los más adecuados para un cambio profundo: un grupo en desbandada; una crisis de identidad muy marcada; varios miembros de la formación con ganas de probar cosas nuevas; y unos cuantos gerifaltes de la industria discográfica dispuestos a invertir cantidades ingentes de dinero. En realidad todo comenzó cuando el guitarrista sudafricano Trevor Rabin se plantó en Los Angeles con una maqueta debajo del brazo, en busca de que la fortuna le trajese su cuarto disco en solitario. Pero las cosas se iban a complicar: le presentaron a algunos miembros de Yes que escucharon sus canciones y quisieron sumarse al proyecto como banda. Una banda que primero se llamaría Cinema, y que finalmente se convirtió en una nueva reencarnación de Yes, con la vuelta de Jon Anderson a la voz. Eso sí, estos eran unos Yes modernos, ambientados y adaptados a los nuevos tiempos. Corría el año 1983, y había que ser más pop, más accesibles y, sobre todo, más comerciales. La misión fue cumplida con éxito. Más de cuatro millones de copias vendidas, y el reconocimiento de público y crítica que vieron en «90125» una salida viable a la propuesta clásica y encallada de los Yes más conservadores…

Hace cuarenta años que Trevor Rabin buscaba fortuna para conseguir un contrato discográfico que le permitiera grabar su cuarto disco en solitario. Quién le iba a decir por aquel entonces al músico sudafricano, que en 2023 editaría su sexto disco de estudio. Una vez apartado de la actividad con Yes, Rabin ha estado dedicado a la composición de infinidad de bandas sonoras para películas, labores como músico para encargos y demás. No le ha ido mal al surafricano, pero al final sus necesidades creativas le han devuelto al reino de los vivos con su nuevo disco titulado «Rio». A estas alturas, a sus 69 años, no nos sorprende con un álbum de grandes emociones, pero sí de mucha categoría musical. En realidad es un disco que enlaza más con su disco de 1989, «Can’t Look Away», que con su anterior, aunque lejano «Jacaranda» de hace más de diez años. Y es que Rabin ha vuelto a la música cantada, de canciones en sí mismas, fenomenalmente producida y arreglada, con su característica forma de tocar la guitarra, con su señalada manera de componer y exponer…

(Esta semana en Rocktopia: YES, TREVOR RABIN, TESSERACT, DANIEL TOMPKINS, SHERINIAN/PHILLIPS, NEAL MORSE BAND, NEAL MORSE y THE FLOWER KINGS)

Programa 24 de Junio de 2023

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Después de la inclusión de Ray Alder como vocalista en su anterior trabajo, Fates Warning dirigían sus miras musicales hacia espacios antes no visitados. Los cambios en la formación habían abierto un nuevo abanico de posibilidades estilísticas. Alder se encontraba más asentado en el grupo  y la respuesta en forma de disco fue “Perfect Symmetry”, el que se puede considerar primer álbum de una nueva era para la banda de Connecticut. Y es que después de aquel trabajo las miras musicales de Fates Warning abandonaron notablemente las recurrentes influencias de Iron Maiden o Judas Priest y las sonoridades más ásperas de sus primeros obras, para cambiarlas por un sonido más estilizado, en el que las melodías encontraban mayor acomodo y, sobre todo, una profundidad de concepto musical que daba pie a canciones más ricas. En 1989 se editaba “Perfect Symmetry”, y con ello Fates Warning daban un paso importante en busca de su futuro… 

Fates Warning es, y siempre ha sido, la banda del guitarrista Jim Matheos. Su último trabajo data de hace tres años y, según sus declaraciones, Matheos no tiene ninguna intención, por lo menos de momento, de escribir nuevo material para la banda. Esa es una de las razones por las que Ray Alder ha decidido acometer otros objetivos, como el notable combo A-Z que se estrenó el año pasado, o su propia carrera en solitario que en estos días llega hasta su segunda estación discográfica.

Sin complicaciones, «II» es el sencillo título del nuevo álbum del cantante americano afincado desde hace tiempo en España. Así por casualidad, un día se encontró en el metro de Madrid con Tony Hernando, guitarrista de Lords Of Black. Hernando le reconoció, empezaron a hablar y la cosa terminó con el guitarrista siendo parte del primer disco de Ray Alder. Ahora, para este «II», la colaboración se ha producido desde las primeras fases. El peso creativo también ha caído en las espaldas de Michael Abdow, guitarrista de directo de Fates Warning. Para la primera entrega, Alder quiso separarse un poco de las directrices de su banda de origen, pero para este segundo capítulo no ha tenido inconveniente en acercarse, haciéndolo por momentos más duro que el anterior, aunque la lírica y la profundidad, marcas de la casa, están patentes en cada una de estas nuevas canciones. Un disco reflexivo, como era de esperar, con ciertas esencias de Fates Warning pero con la vista puesta en otros lugares…

(Esta semana en Rocktopia: FATES WARNING, RAY ALDER, AVKRVST, RING OF GYGES, ANGEL VIVALDI, ANUBIS GATE, VIRGIN STEELE y FIFTH ANGEL)

Programa 10 de Junio de 2023

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El músico holandés Arjen Anthony Lucassen comenzó su carrera en los primeros ochenta cuando apenas contaba con 20 años de edad. Le apasionaban The Beatles y el rock progresivo, pero comenzó tocando en bandas de música mucho más sencilla como Bodine; luego vinieron los hard rockeros Vengeance, más sofiosticados que los primeros, y después incluso un atisbo de carrera en solitario buscando la comercialidad más descarada. Sin embargo, Lucassen seguía queriendo probarse en los territorios progresivos, aplicando lo aprendido con aquellos primeros grupos con los que se inició. Por eso puso en marcha ese proyecto, al principio sin ni siquiera nombre, que finalmente fue llamado Ayreon. «Ayreon: The Final Experiment» era el título original de aquel trabajo con el que Lucassen por fin registraba sus inquietudes nunca saciadas. Se trataba de una obra que nació sin vocación de ser necesariamente el inicio de una saga. Un álbum conceptual en el que la ciencia ficción y la edad media se daban la mano a través del personaje de Ayeron, un juglar ciego del siglo VI.

Era el año 1995, Foo Fighters acababan de editar su primer disco;  también grupos como The Smashing Pumpkins o Radiohead publicaban discos importantes aquel año, pero ahí estaba Arjen Lucassen con esa propuesta anacrónica, opuesta a las modas imperantes y que, sin embargo, llamó la atención de algunos fans que buscaban otras cosas diferentes a lo que la actualidad dictaba. «The Final Experiment» era austero en su presupuesto, pero aún así persuadió a unos cuantos locos colegas de Lucassen para dar forma a este proyecto de carácter similar al de una ópera rock. Ahí estaban las voces de  Lenny Wolf de los exitosos Kingdom Come; de Edward Reekers de los pioneros progresivos Kayak o de Ian Parry de los power metaleros Elegy. Como reza el tópico, el resto es historia. Ayreon sentó cátedra y se convirtió poco a poco en un proyecto de culto alrededor del cual se han congregado innumerables músicos con el paso del tiempo…  

La inquieta mente musical de Lucassen es un hervidero necesitado de completar anhelos artísticos. Él todavía tenía clavada la espinita de no haber cubierto como quería el espectro del rock más clásico de los setenta, y eso es lo que hace con Supersonic Revolution. Esto no es un proyecto coral, sino una banda propiamente dicha en la que Arjen curiosamente no toca la guitarra, sino el bajo. Eso sí, toda la creación corre de su cargo.

John Cuijpers es el cantante del grupo, actual de Praying Mantis y colaborador de Lucassen desde el principio de todo. El resto de la banda son viejos conocidos del jefe como el excelente teclista de mil viajes Joost Van Den Broek.

«Golden Age Of Music» es, como su nombre indica, un homenaje a lo que Arjen considera la era dorada de la música rock, recreando todas esas atmósferas que traen recuerdos de Deep Purple, Rainbow, Uriah Heep o Led Zeppelin. Mucho hard rock setentero espolvoreado con el inevitable poso progresivo. Letras que ensalzan los días en los que aquellas bandas dominaban la tierra…

(Esta semana en Rocktopia: AYREON, SUPERSONIC REVOLUTION, RENAISSANCE ROCK ORCHESTRA, MYSTERY, APPICE PERDOMO PROJECT, LEE SMALL, CRY OF DAWN y MICHAEL THOMPSON BAND)

Programa 27 de Mayo de 2023

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Billy Sherwood, el actual miembro de Yes, nació en el seno de una familia de músicos. Su hermano mayor le llevaba ventaja, así que fue él quien propició su inicio en el mundo de la música y su primera participación en la grabación de un disco en 1985. Cuatro años después formaría su propia banda a la que bautizó con el nombre de World Trade, la cual era una especie de secuela del grupo ya extinto de su hermano. Billy Sherwood siempre mostró una gran inclinación por las formas más asequibles del rock progresivo, con grupos como Asia, GTR o los Yes de Trevor Rabin como referencias, y eso se notaba en la dirección de aquellos World Trade que también coqueteaban con el AOR más técnico. Para su segundo disco, titulado “Euphoria”, la banda contaba con el guitarrista Bruce Gowdy y el batería Jay Schellen, quienes venían de tocar con la banda de hard melódico Unruly Child, y en aquel disco también colaboraba el fenomenal bajista de siempre de Yes, Chris Squire. Aquella formación, colaboraciones incluidas, eran más que representativas de esa tesitura de hard-aor-prog que caracterizaba al grupo…

La pasión que Billy Sherwood sentía por un grupo como Yes y el sueño de trabajar con ellos se hizo  realidad gracias a la enorme amistad que se creó entre el bajista de la banda, Chris Squire, y él. Squire apoyó la incorporación de Sherwood como chico para todo, y finalmente  le señaló para ser su sustituto, ocupándose del bajo  tras su fallecimiento en 2015. Así mismo, Sherwood ha servido de valedor para que su colega Jay Schellen se haya convertido en el batería oficial de Yes, tras otra lamentable pérdida como la de Alan White. Schellen se estrena en  esa categoría de miembro oficial del grupo con la edición en estos días de “Mirror To The Sky”, el nuevo álbum de la banda británica. Se trata del vigesimotercero en estudio de su amplísima carrera, a pesar de lo cual no se duermen en los laureles, y se erige como un disco más que digno y, desde luego, mucho más vitalista que su anterior obra de hace un par de años.

Ya solo queda Steve Howe de la formación clásica del grupo, pero tanto Geoff Downes como el propio Billy Sherwood, han hecho méritos más que suficientes para insuflar a Yes parte de su espíritu. Momentos de pausada lírica, espacios para la épica de los grandes desarrollos y otros temas más escuetos. Un disco con alguna sombra, pero en el que las luces brillan de sobra…

(Esta semana en Rocktopia: WORLD TRADE, YES, CAIRO, EINAR SOLBERG, OLA ENGLUND, ELEGANT WEAPONS, AVALANCH y LE MUR)

Programa 13 de Mayo de 2023

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Tras la avalancha de bandas exitosas de los ochenta, montones de grupos intentaron recrear y extender el climax hasta final de la década y principios de los 90. Grupos que, sin abandonar la senda ganadora, ampliaban sus registros sumando a su propuesta otros estilos que comenzaban a despuntar. Con esas premisas nacería una banda como Saigon Kick en 1988. Los de Florida añadieron a la fórmula ganadora de nombres como Ratt, Motley Crüe o Guns N Roses elementos emparentados con el grunge o el rock alternativo que surgía con grupos como Alice In Chains o Janes Addiction como obvias referencias. Tras un primer disco de aproximación, su segundo trabajo, titulado «The Lizard», se erigió como la máxima expresión de sus intenciones. Sin llegar a ser una obra estelar, «The Lizard» consiguió mantener en las listas de éxitos una de sus canciones con forma de balada premeditada, aunque lo más interesante del álbum era su faceta más audaz; ese híbrido imperfecto de sub estilos elaborados por el líder, Jason Bieler , quien además destacaba por su magnífico trabajo de guitarras…

«The Lizard» representó la cúspide de la carrera de Saigon Kick. La escena poco después cambió, y ellos no pudieron adaptarse, además de que probablemente su talento no daba para más…

Jason Bieler es guitarrista y miembro fundador de aquellos Saigon Kick que aún hoy permanecen medianamente activos. Aunque lo más interesante que jamás haya hecho el músico americano, es la carrera en solitario con la que nos sorprendió, gracias a la edición de su primer trabajo hace un par de años bajo el nombre Jason Bieler And The Baron Von Bielski Orchestra. Bieler se define a sí mismo como «un trovador post-apocalíptico con una inclinación por lo sónicamente grotesco». A lo mejor exagera un poco, pero sí que es verdad que con su anterior disco dejó clara su inclinación por lo teatral y lo histriónico, mostrándose como una especie de Devin Townsend más asequible y menos vanguardista, pero aún más que interesante. También porque su manera de hacer las cosas, elaboradas en un entorno con poso de hard rock o incluso de pomp rock con tintes alternativos, resulta menos intimidante y del todo entretenido. «Postcards From The Asylum» sigue la misma línea que su antecesor: a veces suena a Janes Addiction, otras a King’s X o a los Beatles. Colaboraciones de Marco Minnemann de The Aristocrats a la batería o Ryo Okumoto de Spock’s Beard a los teclados. Rock pomposo, teatral, alternativo y con tintes progresivos…

(Esta semana en Rocktopia: SAIGON KICK, JASON BIELER, WINGER, ANGEL, PAUL WARDINGHAM, AISLES, NEOLIA y LEGACY PILOTS)

Programa 29 de Abril de 2023

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Hay grupos cuya fama los precede hagan lo que hagan. Es el caso de Styx en Estados Unidos y Canadá. Su carrera explotó al final de los setenta y primeros ochenta, pero aún a principios de siglo, cuando ya no contaban tanto para las listas de éxitos, eran reclamados para tocar aquí y allí, manteniendo su punto de atracción. Por eso, en el año 2004, el mismísimo Eric Clapton contó con ellos para su «Crossroads Guitar Festival». Y allí aparecieron Styx, fieles a su historia y a su legado, pero también interpretando versiones de Jimi Hendrix,  o The Beatles. Aquella actuación fue recibida calurosamente por la audiencia, tanto fue así que Styx decidieron acometer un disco de tributo, conteniendo versiones de sus artistas favoritos, y así nació «Big Bang Theory» , el álbum de covers de Styx editado en la primavera de 2005.

Para  aquel álbum repitieron algunos de esos temas interpretados en aquel concierto, como los de The Beatles o Jimi Hendrix, y añadieron canciones de The Who, Free o una estupenda versión del clásico «Locomotive Breath» de Jethro Tull…

Siempre ha resultado ciertamente sorprendente que un grupo como Jethro Tull haya gozado de una respetable popularidad en un país como Estados Unidos. La versión que de ellos hicieron Styx es una prueba de ello.

Jethro Tull han pasado buena parte de los últimos veinte años en estado vegetativo, sin embargo su reinicio como espectáculo de directo los puso de nuevo en órbita, y con ello, Ian Anderson despertó de nuevo al mundo de las grabaciones. Hace poco más de un año volvieron con un nuevo trabajo, tras casi dos décadas de silencio discográfico, y al parecer la reactivación vital ha sido completa, porque el venerable Ian Anderson vuelve en estos días, para presentarnos “RökFlöte”, su vigesimotercer disco de estudio, tan sólo quince meses después de la publicación de su anterior obra, como si estuviéramos en plena vena prolífica de los años setenta, solo que Mr. Anderson está a punto de cumplir 76 veranos, así que, la cosa tiene mucho mérito. El músico escocés siempre estuvo atraído por sus posibles orígenes escandinavos, por eso “RökFlöte” está versado en la cultura y leyendas de aquellas latitudes del norte de Europa. En principio y curiosamente iba a ser un álbum instrumental de rock con flauta, y de ahí el título, pero poco a poco la cosa fue tomando otro rumbo, y el legendario músico cambió de rumbo para que éste pueda ser considerado un disco de Jethro Tull en sí mismo. Comparado con su anterior obra, aquí podemos encontrar más vitalidad y más folklore, aunque los puntos de relax también abundan, como es lógico en Jethro Tull, y mucho más dada la edad de el jefe. La mística se da la mano de textos casi recitados en forma de poesía. Producción sencilla, con ciertos sonidos anacrónicos, pretendidamente colocados en un encuadre en el que menos es más…

(Esta semana en Rocktopia: STYX, JETHRO TULL, ÑU, OVERHEAD, B GERA, DEMONS DOWN, MAGNUS KARLSSON’S FREE FALL y SEVENTH CRYSTAL)

Programa 15 de Abril de 2023

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Nos vamos a poner bastante poperos para arrancar la edición de hoy de Rocktopia. Pero no hay nada que temer, porque estamos en manos del pop rock progresivo que supuso el décimo disco de estudio de los míticos Genesis.

1979 fue un año de transición y dificultades para la banda británica. No había transcurrido demasiado tiempo desde que Steve Hackett había desaparecido del grupo. Su primer álbum como trío había sido editado el año anterior, cumpliendo como trabajo de transición, así que era ya el momento de apuntalar lo que iba ser su futuro. Y no fue fácil, porque los problemas de pareja de Phil Collins hicieron que estuviese desconectado por unos meses, cosa que Tony Banks y Mike Rutherford aprovecharon para dedicarse a sus carreras en solitario. Pero necesitaban un disco que les permitiese mantener su estatus y proyectar una nueva fase de su carrera. Al final, concienciados de la importancia del momento, el trío se puso manos a la obra, reuniéndose con la intención de ensayar, componer nuevas canciones juntos y aportar cada uno de ellos, temas que hubieran escrito por su cuenta. Así nació “Duke”, enclavado en el punto de encuentro de su pasado progresivo y su futuro pop. La nueva estética venció, pero aún quedaban recuerdos para saciar a los más nostálgicos. Críticas mayormente positivas y buenas ventas llevaron a “Duke” a vender más de dos millones de discos en todo el mundo, gracias a canciones como “Turn It On Again”, que ejemplificaba la nueva tesitura de Genesis: detrás de su apariencia inofensiva de canción directa, se escondía un intrincado ir y venir de cambios de compás,  los cuales  prácticamente pasaban inadvertidos. Se editaba  en los últimos días de marzo del año 1980 y es nuestro disco del recuerdo…

«Turn It On Again» es una de las sorpresivas versiones que aparecen en el último disco de la banda que va a protagonizar el disco de portada en nuestro programa de hoy: Redemption. Lo que comenzó siendo un proyecto de un guitarrista entonces desconocido como Nick Van Dyk, se convirtió con el paso del tiempo en un juego colaborativo de muchos quilates, siempre contando con actores de primer nivel sumando, y no solo acompañando. El último de esos actores en hacer acto de presencia fue Tom Englund. El líder de Evergrey cedía su puesto jerárquico para ponerse a las órdenes de Van Dyk hace cinco años, en aquel disco que no terminaba de convencer, mostrando ciertas incompatibilidades. Ahora, esos problemas musicales han quedado plenamente resueltos con la edición de su nuevo «I Am The Storm», un golpe encima de la mesa, mostrando nuevos bríos, ahora sí con una fórmula que funciona y que muestra a una banda por fin acoplada. Los tiempos del Fates Warning, Ray Alder, como cantante, quedan por fin atrás, con unas canciones que se adaptan ahora a la tesitura vocal mucho más grave de Tomas Englund quien se muestra más cómodo que en su debut con Redemption. El propio Van Dyk reconoce que ellos no son un grupo de grandes cambios ni enormes saltos evolutivos, y es verdad, pero sí que se aprecian en las canciones de «I Am The Storm» cierta tendencia a una mayor potencia en momentos dados, y desde luego, mayor oscuridad. El disco se divide prácticamente en canciones plenamente progresivas, dos versiones de elección sorprendente, como la de Genesis y otra de Peter Gabriel; y por otro lado tres cortes de poderoso heavy metal de nivel técnico, repletos de clase e intensidad…

(Esta semana en Rocktopia: GENESIS, REDEMPTION, ICE AGE, VIRTUAL SYMMETRY, PAUL GILBERT, LAST IN LINE, HEROES AND MONSTERS y THE FLOOD»